La Isla Margarita es un sereno oasis verde en el corazón de Budapest, enclavada majestuosamente en medio del río Danubio. Esta isla de 2.5 kilómetros de largo es un refugio perfecto para escapar del bullicio urbano, ofreciendo a los visitantes un espacio expansivo para la relajación y el ocio. Históricamente, la isla fue conocida como la "Isla de los Conejos" y sirvió como coto de caza real en la Edad Media. Más tarde, se convirtió en un importante centro religioso, albergando varios conventos y monasterios. Su nombre actual rinde homenaje a la princesa Margarita, hija del rey Béla IV, quien vivió en un convento dominico aquí en el siglo XIII. Hoy en día, la isla es un parque público bellamente ajardinado, accesible a través de los puentes Margit híd y Árpád híd, lo que la convierte en un destino fácilmente alcanzable para quienes exploran el turismo en Budapest.
Visitar Isla Margarita es una experiencia ineludible si buscas combinar historia, naturaleza y entretenimiento. Uno de sus mayores atractivos es la Fuente Musical, un espectáculo de agua, luz y sonido que cautiva a diario, especialmente al atardecer. Cerca de allí, el Jardín Japonés te invita a un paseo tranquilo entre estanques de peces, cascadas y una atmósfera zen. No te pierdas la Rosaleda, un estallido de color y fragancia, o la imponente Torre de Agua, un monumento Art Nouveau que ofrece vistas panorámicas de la isla y el Danubio. Para los amantes del bienestar, el Palatinus Strand es un complejo de baños termales y piscinas al aire libre, ideal para refrescarse en verano. La isla también alberga las ruinas de un convento dominico y una iglesia franciscana, vestigios de su pasado monástico que añaden un toque histórico a tu recorrido. Puedes alquilar bicicletas o pequeños vehículos eléctricos para explorar la isla a tu propio ritmo, o simplemente disfrutar de un picnic en sus extensas áreas verdes.
Un dato curioso es que la isla fue declarada parque público en el siglo XIX y desde entonces ha sido un lugar predilecto para los habitantes de Budapest y los visitantes. La tranquilidad que se respira aquí es palpable, y es común ver a corredores aprovechando la pista de atletismo de 5.3 kilómetros que rodea la isla. Para una pausa deliciosa, encontrarás varias cafeterías y quioscos distribuidos por la isla, perfectos para disfrutar de un café o un helado mientras contemplas el río. Aunque la isla es un remanso de paz, si buscas un lugar para comer algo más sustancioso o simplemente un café con encanto antes o después de tu visita, al cruzar el Margit híd hacia el lado de Pest, te encontrarás en una zona con diversas opciones. Por ejemplo, la pastelería Daubner Cukrászda, aunque no está justo al lado, es una institución en Budapest conocida por sus tartas y helados, y es fácilmente accesible en transporte público desde las cercanías del puente, ofreciendo una experiencia culinaria auténtica que complementa tu día de turismo en Budapest.