La Avenida de los Cedros de Nikkō, conocida localmente como Nikkō Suginamiki Kaido, es una maravilla natural e histórica que te transporta a otra época en el corazón de Japón. Esta impresionante vía, reconocida por el Libro Guinness de los Récords como la avenida arbolada más larga del mundo, se extiende por más de 35 kilómetros, conectando las localidades de Nikkō, Imaichi y Hachiishi. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando el daimyō Matsudaira Masatsuna, señor del dominio de Kanuma, decidió hacer una ofrenda única al santuario Toshogu de Nikkō. Incapaz de igualar las grandiosas donaciones de otros señores feudales, como las linternas de piedra o los torii de bronce, Matsudaira Masatsuna optó por una contribución que perduraría a través de los siglos: la plantación de más de 200.000 cedros a lo largo de esta ruta durante un período de más de 20 años, entre 1625 y 1645. Su visión y perseverancia han dejado un legado verde que hoy en día sigue asombrando a quienes la recorren, ofreciendo un testimonio vivo de la devoción y el ingenio humano.
Recorrer la Avenida de los Cedros de Nikkō es una experiencia inmersiva que te conecta con la rica historia y la exuberante naturaleza de la región. A medida que avanzas por este corredor natural, sentirás la majestuosidad de los imponentes cedros centenarios que flanquean el camino, creando un dosel verde que filtra la luz del sol y proporciona una atmósfera de serenidad y contemplación. Es un lugar ideal para escapar del bullicio y disfrutar de un paseo tranquilo, ya sea a pie o en coche, antes de sumergirte en otros lugares turísticos de Nikkō. La avenida no solo es un espectáculo visual, sino también un sitio de gran importancia cultural, declarado Sitio Histórico Especial y Monumento Natural Especial de Japón. Este reconocimiento subraya su valor incalculable como parte del patrimonio nacional, sirviendo como la principal vía de acceso a los famosos santuarios y templos de Nikkō, que son a su vez Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, incluyendo el icónico Toshogu Shrine, el Futarasan Jinja Shrine y el Taiyuinbyo Mausoleum.
Aunque la avenida en sí misma es una experiencia natural, al llegar a la ciudad de Nikkō, encontrarás una variedad de opciones para complementar tu visita. Después de sumergirte en la historia y la belleza de los cedros, puedes explorar las encantadoras calles de la ciudad, donde te esperan acogedores cafés y restaurantes que ofrecen delicias locales. Si bien la avenida es predominantemente rural, su proximidad a los centros urbanos de Nikkō e Imaichi significa que siempre tendrás a mano servicios y establecimientos para reponer energías. La Avenida de los Cedros de Nikkō es, sin duda, una parada obligatoria para cualquier viajero que busque una combinación de historia, naturaleza y una conexión profunda con el espíritu de Japón.