El Castillo Real de Varsovia se alza majestuoso en el corazón de la capital polaca, un símbolo perdurable de la historia y la resiliencia de la nación. Originalmente una residencia de los duques de Mazovia, se transformó en la sede de la monarquía polaca y el parlamento (Sejm) tras el traslado de la capital de Cracovia a Varsovia por el rey Segismundo III Vasa a finales del siglo XVI. Este imponente edificio fue testigo de algunos de los momentos más trascendentales de la historia de Polonia, incluyendo la proclamación de la Constitución del 3 de Mayo de 1791, la primera constitución moderna de Europa y la segunda del mundo, un hito que subraya la visión ilustrada de la época. A lo largo de los siglos, el castillo fue embellecido por sucesivos monarcas, destacando las contribuciones del rey Estanislao Augusto Poniatowski, el último rey de Polonia, quien lo convirtió en un centro de cultura y arte, albergando una vasta colección de obras y promoviendo el pensamiento ilustrado.
Sin embargo, la historia del Castillo Real no está exenta de tragedia. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue sistemáticamente destruido por las fuerzas nazis, quedando reducido a escombros. Lo que ves hoy es el resultado de una de las reconstrucciones más ambiciosas y meticulosas de la historia, llevada a cabo entre 1971 y 1984, financiada en gran parte por donaciones públicas. Esta reconstrucción no solo restauró su esplendor arquitectónico, sino que también lo convirtió en un poderoso testimonio de la determinación polaca por preservar su patrimonio y su identidad. Visitar el Castillo Real de Varsovia te permite explorar los opulentos apartamentos reales, las salas de estado y las colecciones de arte que incluyen obras maestras de pintores como Bernardo Bellotto, conocido como Canaletto, cuyas vistas de Varsovia fueron cruciales para la reconstrucción de la ciudad. También podrás admirar la Colección Lanckoroński, que alberga dos valiosas pinturas de Rembrandt. Es, sin duda, una de las principales atracciones en Varsovia, ofreciendo una inmersión profunda en la vida de la realeza polaca y en la turbulenta pero inspiradora historia del país.
Al recorrer sus salones, sentirás la grandeza de épocas pasadas y la resiliencia de un pueblo. No dejes de pasear por los Jardines Reales, que ofrecen un oasis de tranquilidad y vistas espectaculares del río Vístula. Después de tu visita, te encontrarás en el corazón del Casco Antiguo (Stare Miasto), declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde puedes perderte por sus pintorescas calles empedradas. Muy cerca del castillo, en la misma Plaza del Mercado del Casco Antiguo (Rynek Starego Miasta), encontrarás numerosos restaurantes y cafeterías con encanto. Por ejemplo, puedes disfrutar de la cocina tradicional polaca en Restauracja Zapiecek, famosa por sus pierogi, o tomar un café en una de las acogedoras cafeterías que rodean la plaza, observando el bullicio de la vida varsoviana.